El Hotel y Hostal Sol están situados en los números 15 y 8 de la Calle de Azacanes, legendaria calle que debe su nombre a los azacanes, nombre de etimología árabe (también llamados aguadores), que realizaban la labor de abastecer de agua a las casas, llenando sus aljibes o pozos con cántaros previamente cargados a lomos de sus asnos desde el río Tajo.
La competencia entre los azacanes quedaba establecida por la procedencia del agua, el precio (que solía variar), y el recto cumplimiento del oficio, ya que el agua debía de llegar en el tiempo acordado a las casas.
Eran reconocidos por su trabajo (de libre elección para cualquiera), teniendo que cumplir algunas leyes propias para su colectivo. Dicha ley, aprobada en 1563, hacía referencia a la capacidad de los recipientes que portaban, limitando estos a cinco azumbres y cuarto, medida de aquella época. Además, el cántaro debía de llevar implícito el emblema del alfarero que los fabricaba. El incumplimiento de estas normas se penalizaba con multa de doscientos maravedíes y la rotura de los recipientes de menor capacidad a la establecida.
En 1751, según el catastro del Marques de la Ensenada, había en Toledo cerca de quinientos azacanes, cuyos ingresos se calcularon en mil reales anuales por término medio. El aguador que tuviera más y mejores asnos, podía obtener el doble de beneficio. Con la inauguración del pantano de Torcón a finales del año 1948, comenzó la decadencia de este oficio en nuestra ciudad, hasta perderse por completo, permaneciendo en su recuerdo el nombre de una calle (Azacanes) de esta Ciudad Imperial, donde se encuentran el Hotel y el Hostal Sol.